jueves, 27 de septiembre de 2012

Y la historia sigue en...

Finalmente he optado por unir el contenido de mis tres blogs en uno. A partir de ahora, y hasta que lo vuelva a migrar todo al hosting que tengo contratado, lo que escriba (y lo escrito hasta el momento) podrá ser consultado en http://unomascero.blogspot.com.

De aquí a unos meses seguramente daré por cerrado este blog y lo eliminaré.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Crónica de un tumor extirpado… ¿Definitivamente?

La primera vez que lo vi parecía una picadura de algún insecto que se había dejado un pequeño aguijón dentro. Demasiado pequeño para darle importancia, pero molesto. Anduve hurgándolo hasta que sangró. Y tardó en curar, pero no le conferí demasiada importancia a este hecho. Luego lo vi crecer y, cuando me daba el Sol, más de lo cabal y sanamente aceptable, como he hecho toda mi vida, hincharse, resecarse temporalmente, resquebrajarse y volver a sangrar. Entonces, cuando ya medía unos tres milímetros de diámetro, empecé a preocuparme un poco más y fui al médico de cabecera. De ahí, un mes más tarde, al dermatólogo. Dermatóloga, en realidad. Una mujer joven (en relación a lo joven que puede ser un médico con plaza titulada que atiende; ¿treinta y poco años?) que le restó importancia: «daño celular leve, pero hay que extirpar», en ese tono en que usan las madres para tranquilizar a los niños. En unos tres meses me llamarían para la intervención «de diez minutos», señaló. «Protégete bien del Sol» se despidió de mí.

Siguió con los ciclos de encogimiento y agrandamiento. A los de encogimiento le seguía una enorme inflamación localizada, tras lo que crecía un poco más y acababa sangrando nuevamente. Empujado por la familia acabé acudiendo a un médico particular que, por las cosas del destino, era compañero de servicio de la doctora que me atendió, su jefe para ser más exactos, que confirmó el diagnóstico original, que también le quitó importancia y que, igualmente, me dijo que esperase y siguiese el proceso normal por la Seguridad Social.

Y los tres meses se convirtieron en cinco. Y los tres milímetros se convirtieron en un diámetro de cinco o seis. En estos últimos meses ha crecido más rápidamente. Aunque paciente preferente —dicho por la secretaria del servicio de dermatología— había pacientes con mayor prioridad. Algo totalmente comprensible.

Al final ayer tocó y me presenté en el servicio a la hora estipulada. Por ellos. En estos casos únicamente puedes aceptar. También es comprensible que a lo largo de la mañana se acumulen retrasos en cosas que por su naturaleza son imprevisibles, así que entré en el quirófano una hora más tarde. Efectivamente, la intervención duró apenas un cuarto de hora. El dolor más severo fue cuando pincharon la anestesia, local para el caso, y tampoco fue como para torcer el gesto. El resto del tiempo, anormalmente relajado para como soy, me lo pasé escuchando la conversación de los asistentes y notando la leve sensación de que me estaban hurgando en la cabeza. Si no es porque a veces presionaban tanto que pensaba que querían hundirme la cabeza en la camilla, me hubiese quedado dormido. También escuchaba cómo cauterizaban la herida. Resulta curioso, cognitiva y emocionalmente hablando, ser consciente de que te están achicharrando con un láser o con algún elemento altamente caliente una zona de tu cuerpo y no enterarte de nada. Supongo que será como un viaje astral en el que puedes observar cómo meten tu cuerpo terrenal en una picadora y, en el fondo, careciendo del órgano donde se producen y sustentan las emociones, reacciones químicas en el cerebro al fin y al cabo, darte completamente igual lo que esté pasando contigo. A esa sensación ayuda la privación sensorial de la vista. Escuchar, ese era el único sentido vigente. Me taparon la cara con «el paño verde ese» con el que cubren la zona adyacente al punto de operación. Papel extra absorbente, apenas traslúcido, para evitar que la sangre escurriese por todos lados. Me pasé casi toda la operación con los ojos cerrados.

Cuando pude usar nuevamente los ojos para reconocer el mundo de mi alrededor, intercambié un par de palabras con la doctora. «En un mes y medio tendremos los resultados y podremos confirmar si es lo que sospechamos y si se ha extirpado completamente». La interrumpí. Sentía una gran curiosidad, acuciada por sus últimas palabras. Hasta el momento nadie me había aclarado exactamente lo que era o, en todo caso, habían afirmado que era algo sin demasiada importancia. «Te hemos extirpado un pequeño cáncer maligno que tienes en la piel. Uno de tipo basocelular». Era la primera vez en todo este tiempo que escuchaba ese «maligno», pero no quise señalarlo. Continuó: «En mes y medio sabremos si se ha extirpado completamente. En el noventa y nueve coma nueve por ciento de los casos es así. Si viésemos que se ha quedado algo dentro te llamaría tan pronto tuviese los resultados. Si no, volveremos a vernos en cuatro meses para revisar tu caso». Y se despidió. Y yo salí, pedí hora para la revisión del si la biopsia sale bien, en cuatro meses, cogí un taxi y volvía a casa, sentándome en mi ordenador a seguir trabajando. El deber me puede.

Teletrabajando, claro. Lego caí en la cuenta de que ni siquiera sabía qué aspecto tenía mi amplia y despejada frente, herencia de mi padre, y fui al espejo a contemplarme. Ahora entendía por qué los vecinos se habían quedado observándome con curiosidad. Sin ser descomunal, llevo en la frente un buen trozo de gasas y esparadrapo. Llamativo. Casi como si quisiera cubrir un cuerno incipientemente emergente de forma burda. Aún no he visto el aspecto de la cicatriz. Siete puntos, me dijo la enfermera. Esta tarde me haré la primera cura.

Estoy bastante tranquilo, pero en el fondo de mi cráneo resuena esa duda de si lo habrán quitado todo como estrofa principal de una canción repetitiva y machacona que llevase a los coros ese maligno escuchado ayer en primicia. El tiempo dirá.

Vaya, eso es un error

Iba a responder los últimos comentarios y me sale esto tras solicitárseme autentificarme nuevamente:


Me ha hecho gracia el mensaje. Me encantan los mensajes de error cachondos. En especial el de GitHub (https://github.com/404). «Esta no es la página que andas buscando». Muy jedi eso :-D

Como curiosidad me llama la atención la referencia a Memchached (en el mensaje de error sin la d final). Otra de tantas cosas que tengo apuntado curiosear en algún momento del futuro. ¿Cuántas vidas necesito para hacer todo lo que quiero hacer? Y hablo únicamente del apartado tecnológico…

lunes, 24 de septiembre de 2012

MacPorts y el suplicio de un ordenador con cuatro años

He solicitado hacer teletrabajo semana y media desde Las Palmas. Estoy en un proyecto para iPhone, en el que me están apretando porque el proyecto principal se está llevando casi todo mi tiempo. Desatención esta por la que me temo que acabaré pagando. Es lo que tiene ser pluriempleado dentro de la misma empresa. Y con pluriempleado me refiero a que atiendo a tres jefes distintos, en proyectos diferentes y con tecnologías particulares para el caso. Pero no adelantemos acontecimientos.

Aprovechando que aquí tengo el iMac, 24" de pantalla, he querido trabajar algo más cómodo. Meterse ocho horas mirando la pantalla de un portátil y escribiendo en su teclado puede resultar agotador. Sí, mejor el iMac. Pero hace algo más de dos años y dos versiones de sistema operativo que no trabajo seriamente con él. Para ponerme al día, por ejemplo para poder usar la última versión de Subversion en lugar de la que consigues con Xcode, he tenido que usar MacPorts [@ Página oficial]. Pero ya lo tenía instalado, versión para Snow Leopard, que no funciona ni a tiros en Mountain Lion. Esto se arregla más o menos rápido con sudo port selfupgrade. Pero luego hay que hacer sudo port upgrade outdated. Y aquí es donde se ponen a prueba mi paciencia y la resistencia del ordenador. Para cada paquete se descargan los fuentes, las dependencias, las herramientas para compilarlo y se compila. Si paquetes distintos requieren versiones distintas de las mismas bibliotecas, se descargan y compilan por separado, incluyendo si necesita versiones distintas de perl, python o c++. Da igual, todo se descarga, se compila in situ y se instala. Quitando lo que ya me llevó actualizar Xcode y otras herramientas de desarrollo que tenía igual o más obsoletas, un par de gigas y con ADSL de 2 Mb antes de que me instalasen la fibra, la operación con MacPort se ha llevado casi dos días. Y es que no tenía ni idea de la cantidad de paquetes que tenía instalados en mi equipo. Se ha notado que el pobre iMac ya es un verdadero —y venerable— anciano. Cuando se pone a compilar cada paquete me deja el ordenador completamente congelado. Horrible.

Hasta los Mac sufren el paso del tiempo y dejan de ser esas bestias que se lo comen todo. Pero ya está actualizado, así que a disfrutar de la semana trabajando en una gran pantalla.

domingo, 23 de septiembre de 2012

10000% y 4000%

Cuando reinicié un nuevo ciclo de la reinvención de mi propio mito y comencé la enésima reencarnación de una bitácora, a mediados de 2008, lo hacía con una conexión ADSL ligeramente inferior a un mega cuando yo estaba convencido que tenía contratados 2 Mb [¿Banda ancha? ¿Autopistas de la información? ¿Sociedad de la Información? ¡Y un cojón de pato!]. En la entrada que referencio podrán comprobar las capturas con las velocidades que conseguía entonces. Aunque me permito repetirla aquí, por eso de tenerla más a mano.



Hace unos meses comenzaron la tan ansiada instalación de fibra óptica en mi zona. Llevo seis años llamando cada cierto tiempo para informarme de la fecha estimada y la respuesta era siempre un «no podemos darle esa información», disfrazado de buenas intenciones. Medio vivendo ahora en Madrid, cuando ya parece que me interesaba poco, comenzaron a instalarla. En lugar de meterse en una carísima obra civil lo hicieron por fachada. Tenemos fibra óptica aérea.

Como era de esperar muchos dieron el salto. Más cuando para los fieles cliente de Movistar tienen recompensa en tal fidelidad recibiendo un enchufe de 100 Mb por el precio de 50 Mb. Y aquí es cuando se dio un fenómeno curioso. Cuatro años después, comenzaba a tener de nuevo 2 Mbits de bajada y 512 kbits de subida. Desde entonces estoy esperando que ofrezcan ADSL de 10 Mb porque, a estas alturas, y siendo más bien para los fines de semana, tener fibra me parece algo excesivo e innecesario. Pero nada, no hay manera. O te pasas a la fibra o te quedas en el mega o, como es mi caso, en esos 2 Mb que se supone nunca tuve pero que ahí están. Así que, como también estoy negociando más días de teletrabajo para hacerlos desde Las Palmas, he optado por lanzarme a la aventura de los 100 Mb con la fibra Movistar.

El instalador vino ayer. Hora y poco después ya tenía mi ventana a Internet a velocidad de vértigo. Capturas del test de velocidad antes


y después


Comparado con lo que tenía cuando mi enfado de 2008, que es la misma velocidad que he tenido hasta hace unos meses, los valores actuales significan sendos aumentos de 10000% y de 4000% en las velocidades de bajada y subida, respectivamente. Aunque tras la misteriosa recuperación de los 2 Mb se queda en unos algo más modestos 5000% y 2000%. Casi nada.

La nota negra la pone que no es oro todo lo que reluce. Alquilé una película en alta definición en la PlayStation Network y tardó casi 6 horas en descargarse, cuando se supone que debería haberla podido disfrutar en tiempo real. Tampoco parece que sea muy constante la velocidad máxima. En distintas pruebas hechas a lo largo del día he tenido caídas a 5 Mb, 25 Mb y 60 Mb. Oscila muchísimo. Aunque para lo que es el día a día, que eso contempla el correo, la navegación por Internet y las cuatro o cinco cosas más que puedo necesitar, va sobrado. Todo eso mientras, ahora sí, puedo dejar descargando la película alquilada o sincronizando mi cuenta Dropbox. Por 20 € más de lo que estaba pagando antes. Pero aún es pronto para decidir si el cambio ha merecido la pena.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Omnia Sol Temperat y el Carmina Burana

Llevo unos días reescuchando las distintas copias de Carmina Burana que he ido acumulando a lo largo de mi vida. Como al protagonista de Conspiración [@ FilmAffinity], quien estaba condenado a comprar copias y copias de El guardián entre el centeno, a mí me pasa lo mismo con la obra de Carl Orff y ya tengo cinco o seis en mi colección. Toda la obra es magnífica, aunque hoy me deleito en especial con el Omnia Sol Temperat [letra @ Retales de sabiduría]. Aquí dejo una interpretación encontrada en YouTube, que no me disgusta lo más mínimo (y no es ninguna de las que tengo):



Y ya puestos en materia, hay versiones y reinterpretaciones de Carmina Burana para cansar. En el mismo YouTube hay unas cuantas del concierto completo:









Y con mejor calidad de visionado (HD):



También hay interpretaciones con menos recursos, así en plan petit comité (que por cierto no está nada mal):



Y mezclas dramatizadas con carreras por las calles y cortes de cámara cañeros como ésta (un poco extrema para mi gusto):



O puestas en escena más bucólicas, pastoriles, magreos mamarios incluidos, y pseudomarcianas como esta (que como curiosidad ahí queda):



Pero ya volviendo al tema que da origen a esta entrada, Omnia Sol Temperat, y por mucho, mucho, mucho, muchísimo que intenten convencerme, la versión de In Extremis es una mierda infumable de la que se sentirán orgullosa muchos, los culpables especialmente, y que por mucha gaita celta que le pongan, se ha convertido en una de esas cosas que prefiero no volver escuchar en mi puñetera vida. Pero como siempre habrá quien opine lo contrario, o que desee probarlo en sus propias carnes y oídos, aquí dejo el vídeo de YouTube:



Prrrrttt. Un escalofrío recorre mi espinazo en este momento. Me rompe el corazón ver a este mamón jodiendo un tema tan hermoso.

jueves, 30 de agosto de 2012

Downton Abbey, la mierda del Java y me cago en la madre que parió el CVE-2012-1723-CT [Expl]

Apenas tuve tiempo de leer la advertencia del Avast cuando una ventana ocupó toda la pantalla y, en la cabecera, veía una captura de mí mismo leyendo atónito. El virus o troyano es una variante del Ukash o Virus de la policía. El texto venía a decir, más o menos, que la Policía Nacional me había bloqueado el ordenador porque alguien estaba usando mi ordenador de forma remota para acceder a sitios de descarga con contenido protegido por derechos de autor, tal y tal, y que, por no haberlo yo protegerlo adecuadamente, era solidariamente responsable. Que para evitar un proceso judicial que podría suponer pagar un muchillón de euros, debía abonar inmediatamente una multa de 100 € para que me devolviesen el control. Todo ello, repito, mientras la cámara web me grababa leyendo eso mismo. Tardé en reaccionar (a saber dónde andarán esas imágenes ahora; última vez que me siento en calzoncillos delante de la pantalla), pero la reacción fue intentar saltar al administrador de tareas. Nada. Había perdido el control de mi equipo. Reinicio en modo seguro y dejo horas y horas el Avast, del que compré licencia hace unos meses, para descubrir que hay algunos archivos infectados con CVE-2012-1723-CT [Expl].


Investigando un poco descubro que hace un par de días saltó la alarma de un fallo de seguridad importante en el Java 7. (También aquí, en castellano). Tengo Java en mi equipo porque en los proyectos que trabajo ahora usamos productos desarrollados en esta mierda de plataforma que estoy empezando a detestar lentamente (y mira que me pasé años anhelando trabajar en «proyectos pesados» con la misma). Qué ganas tengo de que vuelvan a asignarme un buen proyecto .NET.

El avispado malpensado inmediatamente supondrá que el motivo de haber sido infectado es que andaba navegando por páginas porno. Pues no, mire usté. Andaba buscando torrents de la segunda temporada de Downton Abbey en alta definición y acabé en las páginas que no debía. Doy por hecho que ha sido eso, aunque puede llevar latente un par de días (hace un par de días andaba buscando Los Vengadores y visité páginas muy similares), por lo que ahora tendré que cambiar la tarjeta de crédito -compré un pasaje esta mañana con ella- y las contraseñas de los chopocientos sitios en los que estoy dado de alta. Eso sin contar que tengo que reinstalar completamente el Windows en el ordenador del trabajo. Vaya fin de semana me espera… Suerte que esto ha pasado con el Windows, el ordenador del trabajo, y que tengo máquina virtual en mi Mac. Tiraré con ella mientras.


No se dejen ir e inhabiliten completamente Java en sus equipos y, en especial, en sus navegadores. Pero ya. De hecho desinstálenlo y convenzan a sus jefes de que es mejor cambiar todos los desarrollos hechos en esta tecnología infecta y apostar por cosas más estables y que no tengan a Oracle detrás.

En realidad creo que le he cogido manía a Java por Oracle.