…mientras trajinaba pa'lante y pa'trás en la cocina, pude ver un fugaz reflejo de mi perfil en la ventana de la cocina —es lo que tiene cocinar de madrugada, que la oscuridad exterior convierte en espejos de feria los vidrios de las ventanas— y tuve la sincera sensación de parecerme cada vez más al grande Hitchcock. De ahí se derivaron dos hilos de pensamientos paralelos —para ello cuento con dos hemisferios cerebrales—. El primero que tengo que poner pronto remedio a la panza incipiente de un precuarentón. Esta misma noche me paso por donde el gimnasio a preguntar por algún plan de ejercicios ligeros. Segundo, que me han entrado unas ganas irrefrenables de volver a ver La soga.
Y…
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