Esta canción huele a verano en el campo con mis abuelos. A un mes en El valle de Agaete. A amistad sincera de los niños que acaban de conocerse y saben que tienen poco tiempo para divertirse juntos. También a romance adolescente (o de pubertad tardía) e inocente. Huele a Noelia y sus trece años. Tonta pero rematadamente guapa. Y, sobretodo, huele a mis quince años y la rebeldía de no saber cuál es mi sitio en el Mundo.
Pero también me recuerda al final de la magnífica película Escuela de genios:
En mi próxima visita a Las Palmas rebuscaré en el cajón de los DVD, que debo tenerla aún.
No hay comentarios:
Publicar un comentario